Entorno

Para él, Santa María de Cela es trabajar en el taller totalmente tranquilo, relajado, sin prisas, disfrutando de unas vistas maravillosas, una casa de aldea en un lugar privilegiado y lejos de las visitas inesperadas. Un ámbito mágico.
Se siente muy cómodo, dibuja, pinta, hace escultura, música, juega con su perro, atiende a las gallinas y cuida de las plantas que son para él una tarea más que relajante disfrutando de vez en cuando del vino de Cela. Un vino suave, fresco, transparente, armonioso, con ligero sabor a fresa. Un vino de trago largo para un buen cocido, matiza, y por todo esto Santa María de Cela es un entorno mágico, según explicó el propio autor.

La magia no se explica, para entenderla hay que acercarse a la costa de Bueu, descubrir porque las meninas decidieron trasladarse allí para habitar entre palmeras y camelias, para charlar con Laxeiro, Cunqueiro o Castroviejo, entre evocaciones de un pirata; para saborearla hay que fondear en la manantial del jardín de la casa, beber una taza de tinta femia, descubrir la fábrica de colores y abrir los ojos a lo que se nos ofrece, enmarcado, en una ventana prodigiosa.

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Jose Maria Barreiro (Forcarey 1940) actualmente reside en Santa Maria de Cela, hermosa villa marinera del ayuntamiento de Bueu en la provincia de Pontevedra; se inicia en el mundo del arte en los últimos años de la década de los cincuenta con unos primeros premios de pintura juvenil y un seminario con los primeros premios de España en Madrid, fue el gran estímulo para sus comienzos en el mundo artístico.
De esta formación autodidacta y con grandes dotes para el dibujo, lleva a cabo su primera exposición individual en el Ateneo de Santa Cecilia de Marín, invitado por el pintor Manuel Torres, con el que entabla una fructífera y sincera amistad.
En 1963 se traslada a París donde permanecerá todo un año, conoce y estudia la obra de los impresionistas, Picasso, Duffy y Matisse; visita los museos y vive la bohemia de Montmartre intensamente pintando en directo el ambiente alegre y colorista de la calles de Paris.
De regreso a Vigo se integra nuevamente en el ambiente intelectual de la ciudad; entabla amistad con el pintor Urbano Lugris con el que comparte estudio y casa durante cuatro años juntos llevan a cabo una serie de proyectos murales pirograbados etc. y Lugris escribe algunos artículos sobre la obra de Barreiro al que admira profundamente.
Presenta su obra en Madrid en el año 1968, en la Galería Toisón. Los críticos Carlos. Arean Castro Arines y Garcia Viñolas destacan en los diarios madrileños algunas características mas notables de su pintura.
En el año 1969, se traslada a Buenos Aires invitado por el que fue su gran amigo y colega el pintor Laxeiro a realizar una serie de exposiciones, durante una corta temporada pinta en el estudio de Laxeiro hasta que se traslada al barrio de la Boca, una vez instalado Barreiro se va integrando en la intensa vida cultural de la capital porteña: Amistad con el pintor Luis Seoane ,Rómulo Macció, Castagnino, Lopez Claro, Betinelli etc.
Realiza una serie de obras que dan lugar a diversas de exposiciones entre las que cabe destacar la de MEBA, la Galería Perla Marino en Buenos Aires y en la Galería Mar del Plata, de esta ciudad veraniega.
Lo que en principio era una estancia corta se convierte en una periodo de cuatro años en el que Barreiro activará su producción pictórica trabajando a la vez en proyectos decorativos y ambientales en el departamento artístico de los Almacenes Harrods, al tiempo que viaja a Chile Brasil y Uruguay.
A partir de 1974 su actividad profesional va en aumento, en el año 1989 Barreiro expone en la sala de arte Duran en Madrid y cada dos años expondrá en esta conocida sala madrileña con notable éxito.
En el año 1991 lleva por primera vez su obra a EEUU , presentando su pintura en ART CHICAGO. El año 1992 participa en ART. MIAMI durante cinco años .en 1997 muestra su obra en la Feria Internacional de Gante.
Con mas de trescientas exposiciones individuales en España, Portugal Brasil. Venezuela. etc Barreiro con un lenguaje plástico perfectamente consolidado y personal en el que cabe destacar la fuerte personalidad en el dibujo y la gran libertad en el empleo del color así como la acusada sencillez y cercanía en el tratamiento de la temática elegida, el pintor va recorriendo un camino personal siempre vinculado a las propias convenciones.
Dedicado a dar paso a una obra que exprese la capacidad y rotundidad plástica de la pintura en si misma. Barreiro ha consolidado en estas tres décadas, un lenguaje identificable y personal. De las diversas exposiciones y actividades llevadas a cabo destaca la proyección de su obra fuera de su propio país, museos, colecciones particulares etc. junto al reconocimiento y respeto cada vez mayor de su figura.

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